olores y manías
Escuchando: Like a Rolling Stone, de los Rolling
Siempre le han parecido los olores una de las cosas que más influye en el comportamiento humano y no entiende por qué la gente se empeña en negarlo, en ignorar ese sentido, en querer quitarle importancia a los instintos más básicos del ser humano como animal, si es un sentido que nos avisa de los peligros.
Además cree que el olfato es algo que afecta a su carácter en muchas facetas, desde que alguien que le atraiga enormemente sólo por su olor, hasta que se encuentre más feliz al descubrir ciertos olores, como un día de lluvia o el reguero de aroma que deja alguien en el metro con una colonia que le gusta.
No es sólo que negarlo le parezca absurdo, es que además, el que un olor pueda provocar todo esto le parece maravilloso, el hecho de que alguien la atraiga por su olor le encanta, porque no es por el olor de un perfume, es por el olor de esa persona, que se puede adornar con perfumes, pero que es un olor propio que puede llegar a ser muy excitante. Así que le encanta disfrutar de ese instinto tan animal y tan apasionante.
El problema viene con la cara opuesta de la moneda: cuando descubre que alguien, que en principio le cae bien, huele mal. Esto no quiere decir que en un momento dado a alguien le abandone el desodorante, sino que se refiere a un olor repetitivo, intenso, a sudor viejo, y que encima es concentra todos los olores que le desagradan.
En estos casos lo pasa fatal, y si encima tiene que pasar por obligación tiempo con esa persona, ya sea compartiendo trabajo, o aún peor, mesa para comer, eso se vuelve una tortura y esa persona le empieza a resultar insoportable. Aunque antes su conversación no le disgustase ahora, en el mejor de los casos, le aburre, en el peor le parece una tortura. Ya no puede volver a tener un momento feliz con esa persona, con la excepción de que en algún momento dado no perciba el olor (benditos bares que apestan a humo) y sobre todo, se pasará el resto de la vida intentando evitar a esa persona.
En estos momentos odia a su sentido del olfato, porque sabe que va a ser más poderoso que su amistad con aquella persona, de la que ya ni se acuerda de que existiese.
0 comentarios