El morbo frente al amor
El amor puede ser no correspondido pero el morbo… el morbo es recíproco. El morbo es algo animal, puramente instintivo, es algo que se percibe por el rabillo del ojo, o por un aroma que te ha llegado de algún sitio, o por un gesto que has visto en una persona… y, no sé porqué, funciona en los dos sentidos. No es que alguien te parezca guapo o que está bien, es esa atracción fatal, ese reconocimiento de alguien que con sólo acercársete te acelera la respiración… y debe de ser contagioso.
Lo que no entiendo porqué la gente se empeña en defender el amor, hasta el punto de perdonar las putadas que se hacen “ofuscado” por el amor, pero en cambio critica el morbo, como si no tuviese valor, como si hubiese que ser más fuerte que esa atracción, como si sucumbir a ella siempre fuese un error. Y todos sabemos que es algo que no se puede negar, que cuando está ahí, por mucho que te quieras deshacer de él, no vas a poder, da igual cuanto lo intentes.
El amor te bloquea la razón, ves lo que no existe, tanto si es para agobiarte por la falta de amor, como si es para inventarte respuestas a tus deseos que no existen, para ver pruebas de que te adoran donde no hay nada. Pero el morbo te afila los sentidos, te agudiza el olfato cuando descubres a alguien de lejos, el oído cuando oyes lo que es imposible, la vista cuando percibes los contornos lejanos de una persona, el gusto, porque todo sabe distinto, sabe más, y hasta el tacto cuando notas la carga eléctrica del ambiente, cuando, casi sin tocar a esa otra persona, sientes energía estática.
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